Es cierto que, cuando hablamos de estilos de liderazgo, a menudo lo hacemos desde posiciones, no extremas, pero si muy categóricas. Como si del blanco y el negro se tratase, categorizamos a los líderes como si fueses máquinas, como si fuesen más robots que personas. Y, como todos sabéis, las personas no somos iguales, sino que tenemos características comunes y/o diferentes entre nosotras.
Con los líderes sucede lo mismo. La receta perfecta para un buen liderazgo depende de multitud de factores: de la actividad a realizar, del sector al que pertenece una empresa y su tamaño, los objetivos y presupuestos marcados, la personalidad del líder y de los colaboradores y, sobre todo, de los equipos. Precisamente los equipos son entes tan heterogéneas que no podríamos definirlos con un solo concepto o una sola categoría, al igual que sucede con el estilo de liderazgo. Es imposible definirlo con una sola palabra o clasificación.
Pese a ello, esquematizar y categorizar ideas nos sirve para entender mejor ciertas situaciones que pueden resultar complejas y amplias. En el caso del liderazgo, definir los estilos de liderazgo es una buena estrategia para poder comprender cuáles son las características asociadas a cada tipo de líder y en qué contextos son idóneas. En este sentido, nuestra clasificación particular nos lleva a establecer seis tipos de liderazgo para, una vez comprendidos, poder adaptar sus características a las situaciones concretas de cada empresa o equipo:
El líder orientativo se esfuerza en crear una visión para el equipo y transmitir a cada colaborador su rol en una visión a nivel de equipo y organización. Este tipo de líder fija objetivos y ayuda a definir las pautas de actuación dejando libertad para que cada colaborador encuentre sus soluciones. Además, ayuda a sus colaboradores a pensar en cómo deben realizar el trabajo y les explica el propósito de su trabajo, así como lo que se espera de ellos.
Este tipo de liderazgo es ideal cuando se cuenta con un equipo bien preparado y formado, en una situación estable en la que todos los colaboradores saben hacer su trabajo y únicamente se requiere de un guía que marque el rumbo del grupo.
El líder capacitador busca capacitar a sus equipos invirtiendo en su desarrollo personal y profesional y pensando en su posición actual y futura. Este líder anima a sus equipos a ser atrevidos y a seguir creciendo y mejorando como profesionales, orientándoles y dando feedback constante y ayudándoles a identificar las fortalezas y debilidades de cada colaborador para favorecer ese desarrollo. Además, reconoce el trabajo bien hecho.
Este tipo de liderazgo está indicado para colaboradores necesitan ser valorados y/o motivados, así como para equipos necesitados de desarrollo o formación, fomentando la mejora continua y los retos y haciendo conscientes a todas las personas de sus áreas de mejora.
El líder afiliativo fomenta la relación con sus equipos y también entre los propios miembros de sus equipos, tratando de favorecer la colaboración y consiguiendo una relación de confianza que eleve la productividad, la creatividad, la motivación, la agilidad... y un sinfín de aspectos más. En definitiva, trata de poner a las personas muy en el centro de su estrategia de liderazgo.
Se trata de un tipo de líder perfecto especialmente en situaciones en los que existen conflictos o problemas internos que urgen de calma e inteligencia emocional o, yendo más al extremo, cuando hablamos de profesiones de riesgo y es necesario multiplicar la preocupación por las personas y su bienestar. Además, es un liderazgo ideal para fomentar el sentido de pertenencia y crear equipo, asentando la imagen de marca empleadora de una compañía y un ambiente distendido.
El liderazgo participativo trata de fomentar, por supuesto, la participación de todos sus colaboradores en la generación de nuevas ideas y en la toma de decisiones relacionadas con el grupo, fomentando el desarrollo y la responsabilidad. Este tipo de líderes invitan a sus colaboradores a aportar su opinión y la tienen en cuenta antes de tomar una decisión. Además, son profesionales que mantienen reuniones frecuentes con sus colaboradores para intercambiar informaciones e ideas.
Este estilo de liderazgo es ideal en compañías con tareas muy transversales y para las que el líder no tiene un nivel de conocimiento concreto así como cuando hay varios equipos implicados en la planificación y elaboración de diferentes acciones. Asímismo, es muy importante para aprovechar los conocimientos del grupo y motivar al equipo mediante la participación y aportación de ideas.
Este tipo de líder se posiciona como el ejemplo a seguir y fomenta que sus colaboradores desarrollen un trabajo bajo sus mismos criterios de actuación. De forma directa o indirecta, influye para que todo vaya encaminado a cumplir su punto de vista. Es habitual que estos líderes se pongan como ejemplo a la hora de realizar el trabajo y que pidan a los demás que hagan las cosas a través de un método cerrado y sin dar lugar a la creatividad o la originalidad individual. Además, marcan un nivel de exigencia exactamente igual que el que se exigen a sí mismos.
El liderazgo imitativo es idóneo cuando la forma de hacer del líder es la única opción adecuada, teniendo que seguir un patrón claro y dejando a un lado la visión y el pensamiento individual, como puede ser en la ejecución de tareas simples y mecánicas. Además, también es interesante cuando se está formando a alguien nuevo en la materia en la que el líder es un auténtico experto.
Por último, el líder coercitivo adopta comportamientos de dirección claros, directos y que provocan una reacción inmediata por parte de los colaboradores. Son líderes exigentes en cuanto al cumplimiento y la calidad de los resultados y que controlan de forma exhaustiva todos los procesos y trabajos realizados por sus colaboradores.
Los líderes coercitivos son ideales en casos límite de emergencia o crisis, momentos decisivos en los que es necesario establecer reglas muy cerradas y marcadas.
Ahora es momento de que cada uno de vosotros, como líderes, podáis escoger el estilo de liderazgo que mejor se adapte a vuestras circunstancias. Pero, como decíamos al inicio, la fórmula perfecta no existe y, en la mayoría de ocasiones, el estilo de liderazgo más adecuado se compondrá de diferentes ‘ingredientes’ descritos en cada una de las categorías anteriores. Hora de elegir qué características de líder te interesa desarrollar y cuáles se adaptan más a tu actividad, tu misión y, sobre todo, tu equipo.
Y si tienes dudas de cómo definir cuáles son las características de liderazgo que necesita tu equipo, tanto de forma interna como externa, desde Bros Group te ayudamos, por un lado, a sacar el máximo partido a los profesionales que ya forman parte de tu compañía), y, por otro lado, a seleccionar el talento directivo idóneo para tu organización.