En el contexto empresarial y social actual, la lógica nos invita a observar la llegada de la inteligencia artificial desde una perspectiva digital. Hablamos de herramientas, de programas informáticos, de profesionales tecnológicos y de una ‘nueva era’ liderada por los directivos más preparados técnicamente. No sería una utopía decir que, dentro del entorno corporativo, son el Chief Technology Officer, el Chief Data Officer o el Chief Information Officer los que tendrán que liderar la integración y desarrollo de la IA.
Pero la realidad es que no hablamos únicamente de una transformación digital. Hablamos de una revolución cultural que está cambiando nuestra manera de trabajar, de relacionarnos e incluso de vivir. Por ello, pese a la importancia de los profesionales más preparados tecnológicamente, esta nueva era deberá ser liderada por aquellos directivos que mejor sepan adaptarse y adaptar a sus entornos a nivel estratégico y, como decíamos, cultural.
Precisamente así lo reconocía Elena González-Blanco, Head of AI de Microsoft, en el marco de los Bros&Breakfast, los desayunos con talento que organizamos en Bros Group y en los que reunimos a directivos de RRHH y expertos en áreas clave del ámbito empresarial y laboral, con el objetivo de **analizar y debatir las nuevas tendencias que están definiendo el presente y futuro del sector.
“La clave en cuanto a la integración y desarrollo de la IA no está en la tecnología, ya hemos comprobado que la tecnología funciona. La clave reside en la cultura, la adopción, la regulación y la geopolítica”, sentenciaba Elena González-Blanco en una de sus intervenciones.
Por ello ya no es una responsabilidad únicamente de los profesionales tecnológicos. “Las decisiones sobre IA deben partir desde el CEO y cambian las reglas del juego. La IA ya está ‘en todas las habitaciones de la casa’. Marketing, compliance, RRHH... son áreas que también deben involucrarse, liderar y tener un rol importante en esta transformación. Además, figuras como la de Chief AI Officer pueden ser esenciales, siempre que estén ubicadas cerca del CEO y siempre que se enfoquen desde un punto de vista estratégico, no tanto a nivel técnico”, insistía.
Compartimos algunas de las conclusiones y reflexiones más relevantes del último Bros&Breakfast celebrado en nuestras oficinas de Madrid:
La integración y desarrollo de la IA no es tanto un reto tecnológico, sino estratégico y que afecta a todas las áreas de la empresa. Se trata de un proceso top-down, que debe partir desde la dirección de la compañía e impregnar a todas las capas de la organización, impulsando un cambio cultural profundo, dinámico y ágil ante un contexto de transformación tecnológica, geopolítica y regulatoria constante. Planificar a cinco años ya no vale; los cambios llegan 'cada cinco meses'.
RRHH debe asumir un papel activo y transversal en la adopción de la IA, garantizando el reskilling del talento, combatiendo resistencias al cambio y fomentando un uso ético de la tecnología. Su rol será clave para asegurar una implantación inclusiva, humana y alineada con los valores y objetivos de la organización. En este sentido, ‘educar’ a la dirección en cuanto al cambio estratégico y cultural que supone la IA es parte del reto para la gestión de personas.
El verdadero reto no es la IA en sí, sino el desarrollo de competencias asociadas. La formación debe ser continua, práctica y adaptada a cada función. Desde el CEO hasta el último empleado, todos necesitan adquirir habilidades que permitan incorporar la IA de forma útil y natural en su día a día. No es necesario ‘hacer un máster en IA’, sino integrar píldoras y práctica real de forma natural. Y esto también es un desafío clave para Recursos Humanos.
Al 'alimentarse' información que ya está..., la IA solo será efectiva si se apoya en una base sólida de datos bien estructurados. La gobernanza, la seguridad y una regulación sensata son esenciales para encontrar el equilibrio entre crecimiento, sostenibilidad y rendimiento económico. La ética en IA no reside en el modelo, sino en los datos y el uso que hacemos de ellos y en ese contexto RRHH puede y debe ser un garante de esa ética organizacional.
La IA no eliminará empleos, pero sí transformará el trabajo. El profesional que sepa usarla mejor tendrá grandes ventajas competitivas en el mercado laboral del presente y del futuro. Se impone un nuevo paradigma laboral, donde prima la eficacia del trabajo sobre el propio tiempo trabajado, los roles se redefinen y el trabajo será más monitorizado. El reto es acompañar este cambio sin descuidar la salud mental, el propósito, el engagement del talento y el desarrollo humano.
El liderazgo de la IA no puede recaer únicamente en perfiles tecnológicos. Se necesita una figura estratégica y menos técnica que el CIO o el CTO, que se sitúe en posición cercana al CEO, que conecte tecnología, negocio, personas y cultura. El Chief AI Officer (CAIO) surge como ese puente: no para programar, sino para orquestar, impulsar su adopción y alinear la IA con los objetivos de la organización.