En el ámbito de la selección de talento existe una pregunta que nos hacemos habitualmente; una cuestión para la que, según parece, nadie tiene la respuesta correcta. Es complicado, pues se trata de elegir entre dos aspectos elementales si buscamos acertar a la hora de identificar a los profesionales que mejor encajen no solo en un puesto de trabajo, sino en una organización, en un equipo, en una cultura.

La pregunta en cuestión es la siguiente: ¿Es más importante el encaje técnico o el encaje cultural? ¿Tienen más relevancia las habilidades técnicas o las habilidades interpersonales? ¿Cuentan con un peso mayor los conocimientos o la alineación en cuanto a valores, propósito o visión?

Por ello, con la intención de resolver estas cuestiones, la semana pasada lanzamos una encuesta en nuestro perfil de LinkedIn, preguntando qué vertiente consideraban más importante. Y las conclusiones son interesantes pues un 46% de los profesionales sondeados tienen claro que ambas son igual de relevantes, que ambas tienen exactamente el mismo peso, 50% / 50%. Pero es que para un 45% de los encuestados la vertiente cultural tiene una importancia mayor que la faceta técnica. Y puede que tenga sentido también.

Como decíamos, no existe una respuesta correcta. O, al menos, no hemos conseguido dar con ella. Pero siendo ambas importantes es cierto que, con todos los cambios y evoluciones que se han ido dando -y se dan- en el mercado laboral y en nuestra sociedad, tiene sentido decir que la faceta más personal, el encaje del talento en cuanto a valores, propósito y visión, así como el alineamiento con la cultura corporativa cuenta, ligeramente, con un peso superior, al menos a la hora de establecer vínculos laborales sostenibles.

Es cierto que la parte técnica es esencial y que tener los conocimientos y las habilidades ‘hard’ necesarias para cumplir con una función es vital para poder encajar en un puesto de trabajo, pero ¿vale solo con eso? ¿Únicamente encajando a nivel técnico un profesional puede tener una relación sostenible con una empresa garantizando no solo su productividad, sino también su bienestar, su felicidad, su desarrollo y crecimiento...? Por experiencia propia podríamos decir que no es así.

La vertiente cultural, clave para conseguir vínculos laborales sostenibles, saludables y productivos

Por ello, en Bros Group otorgamos una importancia mayúscula a ambas vertientes, la técnica y la cultural, a través de un enfoque holístico. Eso sí, somos plenamente conscientes de que, especialmente en los últimos tiempos, lo que diferencia el éxito y el fracaso es el encaje que pueda tener el profesional en cuestión con su futuro equipo y con sus futuros líderes; el alineamiento que pueda tener el trabajador con la cultura corporativa de la organización, con los valores y el propósito -más allá de lo meramente productivo y económico- de la compañía; y la motivación y satisfacción que le cause su futuro puesto de trabajo, su nivel de responsabilidas y perspectivas de crecimiento. Es ahí donde la selección es realmente diferencial. Y probablemente esa faceta más personal sea la más difícil de medir y analizar al tratarse de una vertiente más subjetiva y cambiante.

A través de nuestra metodología, evaluamos los aspectos que van más allá de la faceta técnica, analizando competencias de impacto e influencia, planificación y organización, liderazgo e iniciativa, así como la motivación que lleva a los candidatos a buscar un nuevo rumbo laboral, hablando a nivel de desarrollo personal y profesional, nuevos objetivos, nuevas metas... Y, por supuesto, tratamos de entender de manera profunda la cultura de las organizaciones para garantizar el alineamiento absoluto entre compañía y trabajador y que la relación profesional sea, como decíamos antes, sostenible, saludable y productiva para todas las partes.

En definitiva, si bien el encaje técnico sigue siendo una pieza clave, es el encaje cultural el que, cada vez más, determina el éxito a largo plazo de las relaciones entre empresas y profesionales.